Esther se graduó en fisioterapia por la Universidad de Valencia en 2021 y es jugadora de balonmano profesional. Su afición es la montaña.

Desde pequeña sabía que quería dedicarme a algo en lo que pudiese ayudar a las personas, siempre me han gustado las profesiones sanitarias, pero no tuve claro que quería ser fisio hasta la adolescencia. Empecé a ver su presencia en el deporte que practico y me interesé por el resto de sus aplicaciones, pero cuando de verdad me di cuenta de que estaba en el camino correcto fue en la carrera, cuando traté a mis primeros pacientes de prácticas.

Mi trabajo se basa en ayudar a los demás, encontrar el origen de su problema y abordarlo de la mejor manera posible, intentando que no vuelva a aparecer y que el paciente aprenda las herramientas necesarias para manejarlo.

Es fundamental, el paciente tiene que saber qué le pasa y cómo se aborda para participar de la manera más activa posible en su tratamiento. Debe entender el problema que tiene.

Pienso que quiero ayudarle lo mejor posible y que tengo que concentrarme para poner sobre la mesa todo lo que sé hacer. Me centro en esa persona.

Lo que más me llena es cuando un paciente consigue sus objetivos, cuando se empiezan a recuperar y ven que pueden hacer las cosas que no podían hacer o simplemente seguir con su vida.

Para mí lo fundamental es saber escuchar al paciente, el hablar con él y entender su problema y lo que le está generando en su día a día ayuda muchísimo a la hora de averiguar qué le pasa y planificar el tratamiento.

Hay que crear un ambiente agradable para que haya confianza y el tratamiento fluya.

Siempre me ha gustado mucho el deporte y desde pequeña juego a balonmano, ahora soy jugadora profesional. Tanto tiempo en este ambiente me ha hecho aprender a tener constancia y trabajo diario en las cosas con las que me comprometo.