UrbanFisio • 02 November 2020
Me llamo Andrés y aún siendo de Mallorca, resido actualmente en Madrid. Me gradué en Fisioterapia en las Escuelas Universitarias Gimbernat (Barcelona). Actualmente estoy cursando una formación de punción seca. Practico triatlón, deporte que forma parte de mi día a día.
Realmente me decidí a realizar el Grado de Fisioterapia cuando estaba en mi etapa escolar, por mi pasión por el deporte y con la intención de ayudar al máximo de deportistas posible. Fue después de varias lesiones, cuando descubrí mi vocación por este trabajo y supe que quería un futuro dedicado a ayudar a cualquier persona, sea deportista o no, que tuviese una lesión.
El trabajo de un fisioterapeuta no consiste únicamente en realizar un tratamiento a una persona que padece una lesión o patología, sino en acompañar a la persona durante todo el proceso de rehabilitación, además de realizar planes de prevención, a veces infravalorados. Las lesiones no tienen los mismos desencadenantes en todas las personas, por lo que tratamos de realizar un plan de tratamiento adaptado e individualizado para cada una de ellas.
En mi opinión, la educación tanto en la salud como en las patologías y en dolor, es parte fundamental de nuestro trabajo. Nos ayuda a empoderar a las personas, consiguiendo así involucrarles en el proceso de rehabilitación de forma activa. De esta manera conseguimos que entiendan el proceso de su lesión o patología y eliminamos la incertidumbre sobre esta, permitiendo así un cambio de mentalidad hacia el positivismo.
A la hora de sentarme por primera vez con un paciente, en lo que pienso es en escucharle, entender cómo se siente y en cómo repercute dicho problema en su vida. Posteriormente, me centro en realizar un diagnóstico y un plan de tratamiento lo más individualizado posible en base a los objetivos y necesidades del paciente. Finalmente, intento establecer una relación de confianza y le explico al paciente que no está solo, que esto es cosa tanto del fisioterapeuta como de él y que juntos podemos superar el problema.
No hay nada como ver que puedes ayudar a tu paciente a devolverle la funcionalidad en base a los objetivos que tiene, que te reciba con una sonrisa porqué ven mejoría y se despidan con un “gracias por todo”.
Para mí un buen fiso debe ser una combinación entre empatía, vocación, dedicación y renovación de los conocimientos, puesto que nos dedicamos al ambiente sanitario, evolucionando a grandes pasos cada día.
Los resultados no vienen solos, hay que ganárselos.