¿Por qué me duele más el cuerpo con el frío?

Las personas somos homeotérmicas, es decir, nuestra temperatura interna se mantiene casi constante a lo largo de la vida. Solamente durante una enfermedad, la realización de ejercicio intenso o las condiciones extremas de calor y frío, nuestra temperatura corporal se desvía de su intervalo normal. Así pues, nuestra temperatura corporal es un cuidadoso equilibrio entre la producción y la pérdida de calor. Entonces, ¿por qué me duele más el cuerpo con el frío?

¿Cómo se regula la temperatura?

El encargado del equilibrio de la temperatura es el hipotálamo. Esta región del cerebro, al igual que el termostato de la calefacción, tiene una temperatura predeterminada que intentará mantener. Ante el frío externo, pone en marcha una serie de mecanismos para conservar y producir calor. Este calor es distribuido por el cuerpo gracias a las arterias, que llevan la sangre a todas las partes del cuerpo.

Para conservar el calor, la sangre es retirada de la periferia (piel y músculos de las extremidades) y reconducida hacia el interior del cuerpo (órganos vitales). Esto puede provocar que la temperatura de nuestros músculos, tendones y articulaciones disminuya.

Por supuesto, eso conlleva una serie de consecuencias para su correcto funcionamiento.

Entonces, ¿con frío funcionamos peor? 

  • El músculo es menos eficiente para producir fuerza, el enfriamiento provoca debilidad muscular. Se da una menor coordinación intramuscular que, unido a unos músculos menos elásticos y más rígidos, eleva el riesgo de sufrir lesiones para una misma actividad laboral o deportiva.
  • Nuestras articulaciones serán menos flexibles, más rígidas y algo peor lubricadas (déficit circulatorio).  De ahí que, si tenemos alguna patología articular, nos duela más en invierno.

¿Qué puedo hacer?

La solución, pues parece obvia:

  • Abrigarnos bien, con una ropa adecuada a la actividad que vamos a realizar.
  • Si vamos a hacer deporte, un buen calentamiento es fundamental para no sufrir una lesión. Para ello, deberemos emplear algo más de tiempo que en cualquier otra estación del año. El objetivo será que nuestros músculos, tendones y articulaciones adquieran una mayor temperatura antes de comenzar. 

Calentamiento

Aquí os dejamos unos ejercicios básicos para calentar:

Comenzaremos con 5-8 minutos andando rápido, acompañado de un movimiento enérgico de brazos.

Continuamos andando y vamos alternando 30 segundos de trote en el sitio (implicando balanceo de brazos y elevando todo lo posible nuestras piernas)  con 1 minuto andando. Así hasta completar 3-4 series de trote.

Y para terminar, podemos hacer un pequeño circuito de 3 ejercicios: 10 sentadillas; 10 flexiones o fondos de pectoral (las haríamos en pie con manos apoyadas en una pared o respaldo de un banco del parque); 20 pequeños saltos en el sitio; andamos rápido 1 minuto y volvemos a repetir el circuito 1 o 2 veces más.

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