Lo que debes saber ante una fractura de codo

El codo es una articulación básica necesaria para realizar nuestras tareas diarias como levantar pesas, vestirse, lavarse, peinarse, etc. Además, es una articulación importante en diferentes deportes como tenis, natación, voleibol, balonmano, etc. Podemos definir como fractura de codo como la rotura o lesión de como mínimo un hueso que compone la articulación entre el húmero (brazo) y el radio + cúbito (codo). Te explicamos lo que debes saber ante una fractura de codo.

¿En qué consisten las fracturas?

Las fracturas de codo constituyen una patología bastante común tanto en adultos como en niños. En adultos las más frecuentes son las de cabeza de radio, seguidas de las cubitales (olécranon y apófisis coronoides) y finalmente las supraintercondileas del húmero.

En los niños, los traumatismos de codo tienen un porcentaje de incidencia elevado, siendo las más usuales las supracondíleas de urgencia importante siendo más frecuentes en niños que en niñas.

El codo es una articulación compleja, razón por la que tenemos diferentes tipos de fracturas de codo, dependiendo del hueso que fracturado (húmero, radio o cúbito) y por tanto de la localización de la fractura. 

Pasos a seguir

  • Cuando un paciente llega a urgencias con un fuerte dolor de codo, hinchazón en la zona lesionada y un hematoma evidente derivado de un traumatismo, el médico puede sospechar de una fractura de codo. Para el paciente el movimiento es casi imposible debido al dolor y tiene una limitación funcional casi total.
  • En el caso de fractura desplazada, con el codo flexionado a 90 º, podemos apreciar una depresión, como si fuera una cavidad sobre el olécranon. En caso de lesión muy grave, nos podemos encontrar con afectación nerviosa y vascular.
  • El médico a través de la anamnesis y las pruebas complementarias necesarias (radiografía) podrá ver el estado del hueso y en caso necesario se realizará un escáner si el médico necesita más información preoperatoria, en cuanto a conminución (fragmentos y número de fragmentos del hueso), tamaño y desplazamiento, útil para la elección de la técnica quirúrgica (fijación, exéresis o prótesis) y de esta manera saber el tipo de fractura y su tratamiento.

Una vez aclarado esto, ¿qué se tiene que hacer?

  • Según el tipo de fractura (fractura de cabeza radial, fractura del extremo proximal del cúbito, fractura del olécranon, fractura distal de húmero, etc.) según el grado de fractura y desplazamiento y según el número de fragmentos, el doctor realizará un tratamiento más conservador o procederá a un tratamiento quirúrgico con ayuda de material quirúrgico para poder alinear los fragmentos con clavos y alambres o placas y tornillos. 
  • Si el médico opta por un tratamiento conservador, como es el caso de una fractura no desplazada, se procede a la colocación de un cabestrillo, pudiendo inmovilizar el brazo con una férula de escayola el tiempo que el médico considere necesario. Este tiempo variará según tiempo de consolidación de fractura y formación de callo óseo que el médico comprobará a través de la siguiente radiografía.  

Y mientras está inmovilizado, ¿qué hago?

Durante el tiempo que dure la inmovilización, los fisioterapeutas debemos tener en cuenta e informar al paciente de las pautas a seguir con el objetivo que evitar o minimizar complicaciones futuras: 

  • Debe comenzarse de manera precoz con la movilización activa de la extremidad. 
  • Durante este tiempo es importante que el paciente realice ejercicios de movilización de dedos, que es la parte libre sin escayolar y que mantenga a ratitos el brazo en elevación. 
  • Además de vigilar si la escayola le produce mucho dolor, que le dificulta incluso conciliar el sueño. En este caso el paciente tiene que acudir a su médico para revisión de ella, este punto es muy importante porque hay muchos pacientes que creen que el dolor es normal. 

Cuando el médico decide retirar la escayola o yeso, es de suma importancia que un fisioterapeuta empiece con la movilización pasiva en aquellos rangos de movimiento que el paciente presenta limitación y que le indique como realizar la movilización activa de la extremidad, evitar que el paciente diga: “me he olvidado del brazo- muñeca”.

Eso describe muy bien el alivio que proporciona abandonar una situación en la que sientes dolor cada vez que realiza el más mínimo movimiento, esto se debe evitar por ello el fisioterapeuta pautara ejercicios activos de la extremidad tanto a nivel del antebrazo, codo y muñeca. 

Cuando la inmovilización termina, ¿qué debe hacer la fisioterapia?

Para evitar posibles complicaciones en la fase de post-inmovilización, se recomienda aplicar hielo y terapia antiálgica.  

Es muy importante contar con un fisioterapeuta cualificado que abordará todos los síntomas del paciente como son el dolor y la limitación en el movimiento y principalmente la falta de fuerza, que es lo que dificulta al paciente el desarrollo normal de sus tareas cotidianas. 

El fisioterapeuta ayudará a mejora a nivel articular, mejorar la amplitud en todos los movimientos afectados (flexión, extensión, pronación, supinación) realizando ejercicios activos con la colaboración del paciente. También realizando movimientos pasivos llevados a cabo por el fisioterapeuta y en etapas más avanzadas (cuando el dolor lo permite) ejercicios de refuerzo muscular de toda la musculatura afectada (pronadores, supinadores, flexores y extensores). 

Con todo este trabajo realizado tanto por el fisioterapeuta como por el paciente, se restaurará y mejorará progresivamente las actividades de la vida diaria (beber, coger tenedor o abotonarse, etc.), así también favoreciendo la autoestima del paciente al ver la mejoría progresiva del día a día. 

En cuanto a la rehabilitación, es importante que se tengan en cuenta todos estos procedimientos

  • En el caso que el tratamiento sea quirúrgico, después de la intervención se necesitará un fisioterapeuta que le ayude con la rehabilitación, dónde será necesario mover el codo de manera progresiva, sin brusquedades y sin provocar un dolor excesivo. También se realizarán movilizaciones de baja intensidad, pero mantenidas en el tiempo, ya que el movimiento brusco provoca más dolor y en consecuencia más inflamación que posteriormente creará más cicatriz con lo que estamos perpetuando el cuadro de rigidez. 
  • También se trabajará la cicatriz, para evitar adherencias o posibles problemas, entre otras cosas todo lo que el fisioterapeuta consideré para su recuperación. 
  • Durante el proceso de recuperación, una de las principales complicaciones que podría aparecer sería la rigidez. 

¿Qué conclusiones sacamos?

La experiencia nos dice que las fracturas no suelen venir solas y es probable que vengan de la mano de lesiones ligamentosas, nerviosas o musculares. Por ello es importante un correcto y rápido diagnóstico para iniciar el tratamiento tan pronto como sea posible y así poder evitar secuelas graves como una pérdida de movilidad (rigidez) o problemas más graves como por ejemplo el síndrome de Volkmann, dónde aparece una contractura isquémica irreversible que conlleva una deformidad de la mano y la muñeca.

Para que estas fracturas reciban su tratamiento adecuado, es muy importante ponernos en manos de buenos profesionales de la fisioterapia que traten nuestro caso de forma particular y además nos puedan ofrecer todo un abanico de pautas y recomendaciones. En UrbanFisio, pondremos a nuestros fisioterapeutas a vuestra disposición para ayudar en lo sea necesario.

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