Unidad del Dolor

Fisioterapia del cambio, ¡Dirige tu cambio!

¿Sufres de Dolor crónico? Déjanos ayudarte a dirigir tu cambio. Somos la unidad UrbanFisio formada por un equipo de profesionales cualificados y comprendemos el proceso que estás viviendo. Identificamos los objetivos según tus preferencias y diseñamos un plan de tratamiento personalizado basado en la evidencia.

Prueba una filosofía de trabajo basada en programas de entrenamiento personalizados donde entendemos tu  enfermedad y la enfrentamos activamente.

¿Qué es la Unidad de Dolor UrbanFisio?

La Unidad de Dolor UrbanFisio está formada por un equipo de fisioterapeutas especializado en el análisis del dolor músculo-esquelético complejo, su abordaje y prevención. Nuestro compromiso es que, como mínimo, aprendas sobre el proceso que estás viviendo y ayudarte a cambiar la forma de vivirlo. 

¿Cuáles son los objetivos a trabajar en esta Unidad?

Identificar tu problema.

Revisar los estudios científicos.

Educarte en la enfermedad.

Mostrarte herramientas de manejo.

Ayudarte a cambiar la forma de vivir la enfermedad.

¿A quién va dirigido?

Esta unidad va dirigida a aquellos pacientes que se encuentran en estas situaciones:

“Siento que el dolor me está superando y …”

“Llevo mucho tiempo esperando un cambio”

“He ido a tantos sitios ya y no mejoro, que …”

“No sé qué tengo ni si es normal que me afecte tanto”

Tener una enfermedad crónica asociada a dolor, llevar más de 6 meses con un dolor que no mejora o sufrir síntomas de forma desproporcionada son claros indicativos de que podrás beneficiarte de una valoración más exhaustiva. Deja que nuestros fisioterapeutas te aconsejen y te ayuden.

Cuéntanos tu historia

¿Qué herramientas trabajamos en la Unidad de Dolor de UrbanFisio?

  • Terapia Manual: Es el conjunto de técnicas diseñadas para la evaluación y tratamiento de patologías músculo-esqueléticas (músculos, tendones, tejidos articulares y sistema nervioso). Siempre van acompañadas de un proceso de razonamiento clínico basado en la experiencia clínica, la experiencia del paciente y la evidencia científica.
  • Educación Terapéutica: Es la herramienta basada en la explicación de los factores implicados en el caso con el objetivo de que el paciente entienda su situación y adquiera los recursos necesarios para gestionar óptimamente su vida con enfermedad.
  • Ejercicio Terapéutico: Prescribimos un programa de entrenamiento basado en tareas activas y voluntarias que combinan diferentes actividades físicas con el objetivo de recuperar o mantener una función corporal.
  • Habilidades de enfrentamiento y manejo: Es un conjunto de herramientas de enfrentamiento progresivo a la enfermedad que se aprenderán con el objetivo de manejar situaciones puntuales de dolor o discapacidad funcional. Modificar el pensamiento y adaptar nuestra conducta para mejorar la calidad de vida.

¿Qué te ofrecemos en nuestro tratamiento?

  1. Reconocimiento y Valoración inicial (ANAMNESIS), para recoger los datos sobre tu patología, el tiempo de evolución, y sobre otros tratamientos que hayas realizado.
  2. Plan de tratamiento en base a tus objetivos y tu patología, buscamos qué herramientas necesitas para conseguir el resultado esperado.
  3. Seguimiento cercano y continuo a lo largo del plan, nos adaptamos al 100% a ti.
  4. Primera sesión extendida, los primeros 30 minutos incluyen explicación y valoración, 30 minutos para exploración física y propuesta de objetivos, y 30 min para trazar el plan de tratamiento.
  5. Programa de tratamiento Elaboramos un programa totalmente personalizado en base a tus objetivos. Fijaremos una secuencia y progresión.
  6. Sesiones de 60 minutos, con un plan programado, que iremos adaptando según resultados obtenidos y progresión esperada. Opción de bonos de 10 o 20 sesiones.

Patologías más frecuentes que abordamos desde esta unidad

  • Dolor lumbo-pélvico crónico
    • El dolor de espalda es la afección musculoesquelética más común del mundo. Hasta el 80% de las personas lo padecen en algún momento de su vida.  Entre ellos, el dolor lumbo-pélvico crónico inespecífico es uno de los más habituales (Gordon & Bloxham, 2016).
      Es un dolor localizado entre el límite inferior de las costillas y el límite inferior de las nalgas, persistente por más de tres meses, y sin causa específica, que puede agravarse con diversas posturas y actividades físicas si tiene componente mecánico influyente, pero también puede agravarse por estados emocionales, pensamientos catastrofistas, y experiencia (Gordon & Bloxham, 2016).
      Este dolor puede además estar acompañado de limitación en la realización del movimiento, evitación por miedo, y discapacidad en el trabajo o las actividades de la vida diaria (Gordon & Bloxham, 2016).
      Existen ciertas estrategias para el manejo del dolor lumbo-pélvico crónico inespecífico a corto plazo, entre ellas el uso de antiinflamatorios, opioides, aplicación de calor e infiltraciones, aunque sus resultados son variables (Bredow et al., 2016).
      El tratamiento más eficaz a largo plazo en pacientes con dolor lumbo-pélvico crónico inespecífico consiste en el fortalecimiento muscular y ejercicio terapéutico, de manera que a través de la fisioterapia podemos ayudar a estos pacientes en el control del dolor a corto y largo plazo (Bredow et al., 2016; Saragiotto et al., 2016).
  • Dolor cervical crónico inespecífico
    • El dolor crónico de cuello inespecífico es aquella patología cuyo dolor o discapacidad funcional perdura en el tiempo, en torno a 3 meses o más. Además, no tiene una razón clara que explique directamente la causa del problema (Jensen & Harms-Ringdahl, 2007).
      Las alteraciones más frecuentes son pérdidas de movilidad y fuerza, dificultades para coordinar el movimiento, dolor radicular nervioso y de cabeza (Childs et al., 2008). Todas estas se localizan en cuello, regiones como el hombro y la parte superior del pecho, e incluso en la parte externa y superior de la escápula (Mesas et al., 2014).
      En cuanto al tratamiento, las intervenciones más eficaces a día de hoy son los medicamentos tópicos u orales, y los opioides en el corto plazo. Sin embargo, la intervención más recomendada a largo plazo es el ejercicio prescrito por un fisioterapeuta. Junto a ésta, podemos incorporar el uso de terapia manual para complementar nuestro tratamiento (Corp et al., 2021).
  • Cefaleas
    • La cefalea es una de las patologías más comunes a nivel mundial. Es la enfermedad con mayor prevalencia dentro de las enfermedades neurológicas y se calcula que aproximadamente la mitad de la población adulta mundial sufre de cefaleas (Vázquez-Justes, Yarzábal-Rodríguez, Doménech-García, Herrero, & Bellosta-López, 2020).
      Parece afectar por igual a hombres y a mujeres sin tener una dependencia de la edad. Existen muchos tipos diferentes de cefaleas. De forma general, se pueden clasificar en primarias, en las que el dolor tiene características propias, o secundarias, en las que el dolor es consecuencia de otra enfermedad (Vázquez-Justes et al., 2020).
      Dentro de las cefaleas primarias, la más habitual es la cefalea tensional, aunque la migraña también es muy frecuente. La cefalea tensional suele presentarse en periodos de estrés y la tensión muscular es la causante. Las personas que la sufren, suelen notar una tensión o presión constante en los dos lados de la cabeza, la frente o la nuca. Los síntomas pueden perpetuarse si no se tratan. Por su lado, la migraña suele presentarse como dolor de cabeza recurrente y la intensidad del mismo puede variar en los diferentes episodios. Este tipo de cefaleas, también se asocia a reacciones más fuertes como náuseas o vómitos, así como diferentes asociaciones entre un estímulo determinado y el inicio del episodio doloroso (Vázquez-Justes et al., 2020).
      La fisioterapia puede ayudar en el tratamiento de las cefaleas, reconociendo los hábitos de vida que pueden causar o aumentar los síntomas para poder modificarlos y realizando técnicas analgésicas que ayuden a reducir el dolor. También está demostrado que el ejercicio terapéutico puede ayudar con los síntomas de las cefaleas.
  • Artrosis
    • La artrosis es la enfermedad articular más común. Afecta a millones de personas en todo el mundo. Actualmente se considera como el fenotipo articular resultante de uno o más procesos patológicos que afectan de manera lenta a las articulaciones, inicialmente desgastando el cartílago articular, y posteriormente al hueso y membranas articulares (Morales-Ivorra, Romera-Baures, Roman-Viñas, & Serra-Majem, 2018).
      Las manifestaciones clínicas de la artrosis son dolor, rigidez matutina transitoria y crepitación con el movimiento de las articulaciones, todo lo cual deteriora la calidad de vida diaria y conduce a un aumento de la morbilidad y la mortalidad (Lane, Shidara, & Wise, 2017).
      Dentro de las articulaciones afectadas por la artrosis, las más comunes se localizan en la rodilla y la cadera. Actualmente, se continúa investigando aún todos los factores de riesgo que llevan al desarrollo de la artrosis, como pueden ser el sedentarismo, la edad avanzada o la obesidad (Lane et al., 2017).
      Algunas de las terapias utilizadas en el tratamiento de la artrosis son el uso de medicamentos antiinflamatorios, factores de crecimiento nervioso e infiltraciones intraarticulares. En casos avanzados, se puede reemplazar la articulación afectada por una prótesis articular (Lane et al., 2017).
      Desde la fisioterapia podemos ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que padecen artrosis, reduciendo los síntomas, retrasando el deterioro articular, y devolviendo la funcionalidad a los pacientes a través del ejercicio terapéutico (Lane et al., 2017).
  • Dolor Neuropático
    • El dolor neuropático es aquel dolor provocado como consecuencia de una lesión en el sistema nervioso. Esta lesión afecta a millones de personas y aparece a nivel central como la médula espinal o a nivel periférico en el caso de los nervios que inervan las extremidades (Deng, Luo, Hu, Fang, & Liu, 2016).
      Los síntomas más típicos que suelen acompañar durante el período de este problema incluyen quemazón, pinchazos, hormigueos, rigideces, descargas eléctricas, picor, intolerancia a la temperatura, y sensación de rastreo en la piel. En los casos más complicados aparece dolor al roce superficial de la piel o dolores desproporcionados ante estímulos dolorosos (Haanpää et al., 2011).
      Con respecto al tratamiento de esta patología, precisa siempre de una buena historia clínica y una posterior valoración para contrastar la información recibida. Una vez realizado, las intervenciones centradas a reducir el dolor se basan en medicamentos como opioides y neuroestimulación. Mientras tanto, para pérdidas de funcionalidad y calidad de vida requiere de la realización de ejercicio pautado por un fisioterapeuta que puede combinarse en algunos casos de técnicas manuales (Bates et al., 2019).
  • Dolor Oncológico
    • El dolor oncológico es un síntoma muy presente e incapacitante entre aquellos pacientes afectados por el proceso del cáncer. Este problema afecta a la mitad de los pacientes con cáncer, incluidos los supervivientes, y se caracteriza por afectar a su calidad de vida, su bienestar psicológico, y su nivel de forma física (Ng & Sharma, 2020).
      Dentro del dolor oncológico existen diferentes formas de expresión, pero las más conocidas son el dolor crónico maligno, consecuencia del proceso de la enfermedad, y el dolor oncológico neuropático, propio de la toxicidad derivada de la quimioterapia (Mulvey et al., 2017).
      El segundo tipo se caracteriza por signos neurológicos como cosquilleos en las extremidades relacionadas. Para su diferenciación se necesita de una historia clínica y exigente valoración de la sintomatología (Mulvey et al., 2017).
      Entre los tratamientos más empleados a día de hoy encontramos los fármacos, recetándose antiinflamatorios para dolores leves y opioides para dolores más severos. Desde la fisioterapia podemos contribuir, tras derivación médica, a la prevención de nuevos dolores y en su tratamiento mediante técnicas manuales y ejercicio terapéutico individualizado (“NIH (National Cancer Institute). Cancer Pain (PDQ®)–Patient Version,” 2020).
  • Fibromialgia
    • La fibromialgia es una enfermedad de causa desconocida que se caracteriza por dolor crónico generalizado que el paciente localiza en el aparato locomotor. (Rivera et al., 2006) En España al 2,4 % de la población, suponiendo una dolorosa pérdida de la calidad de vida de las personas que la presentan. (Cabo-Meseguer et al., 2017)
      Además del dolor, otros síntomas como fatiga intensa, alteraciones del sueño, parestesias en extremidades, depresión, ansiedad, rigidez articular, cefaleas, sensación de tumefacción en manos e hipersensibilidad al dolor sin daño tisular aparente, se encuentran entre las manifestaciones clínicas más comunes. (Rivera et al., 2006)
      Su diagnóstico se vuelve extremadamente complejo, y suele darse por eliminación del resto de patologías. (Rivera et al., 2006)
      El tratamiento de esta patología tampoco es simple, sin embargo, desde la fisioterapia podemos educar al paciente con fibromialgia, para que afronte la enfermedad conociendo lo que le ocurre. También le proporcionaremos las habilidades que necesita para afrontar los síntomas de forma individualizada y motivado. El ejercicio físico moderado y la progresiva exposición a diferentes actividades son otras estrategias eficaces de tratamiento de fisioterapia para pacientes con fibromialgia. (Carville et al., 2008).
  • Artritis Reumatoide
    • La artritis reumatoide es una enfermedad crónica y debilitante autoinmune, que se caracteriza por una inflamación sinovial y un deterioro de las articulaciones, produciendo dificultad para el movimiento y deformaciones. También puede afectar a otros tejidos cercanos. La prevalencia de esta patología aumenta con la edad y es mayor en mujeres que en hombres (Coates, FitzGerald, Helliwell, & Paul, 2016).
      No se conoce la causa de la artritis reumatoide, aunque parece que ciertos genes, cambios hormonales o incluso el tabaquismo pueden estar relacionados con esta patología (Coates et al., 2016).
      Sus principales síntomas son la inflamación persistente de las articulaciones y el progresivo daño de las mismas que resultan en una reducción de la calidad de vida. Muchos de los pacientes acaban desarrollando dolor, fatiga e incluso depresión. La artritis reumatoide también es un factor de riesgo para ciertas enfermedades cardiovasculares que llega a ser incluso más elevado en personas de avanzada edad. Los síntomas más comunes incluyen rigidez articular (normalmente es peor al levantarse y después de un periodo inactivo), articulaciones hinchadas y/o calientes, fiebre y cansancio (Coates et al., 2016).
      Habitualmente se inicia en las articulaciones de los dedos de las manos o de los dedos de los pies y según va avanzando, pasa a las articulaciones más cercanas, como las muñecas, codos, hombros o tobillos y rodillas (Peres et al., 2017).
      Esta enfermedad no tiene cura en la actualidad, pero la fisioterapia puede ayudar a mitigar los problemas que ocasiona la misma ayudando a que la calidad de vida de las personas que sufren esta patología sea mayor. Mediante la educación sobre la enfermedad, la adquisición de habilidades para afrontarla, mejorando la capacidad funcional de los pacientes o incluso frenando el avance de la enfermedad mediante ejercicio terapéutico (Peres et al., 2017).
  • Síndrome de Dolor Regional Complejo
    • El síndrome de dolor regional complejo (SDRC) es una afección dolorosa e incapacitante que normalmente se desarrolla como una respuesta a alguna cirugía o trauma, trauma, aunque también puede aparecer sin motivo aparente. Se cree que puede producirse por una respuesta exagerada del sistema nervioso simpático. Generalmente afecta a las extremidades de las personas (brazo y mano o pierna y pie). Este síndrome se puede dividir en dos tipos, tipo I en donde no se aprecia daño en el tejido nervioso (es el más común) o tipo II en el que si hay daño en el tejido nervioso (Smart, Wand, & O’Connell, 2016).
      El diagnóstico se realiza mediante una exploración clínica basándose en los síntomas que presenta la persona. Los síntomas más comunes son dolor (que habitualmente es el primero en aparecer), edema, sudoración, debilidad muscular, incremento de la sensibilidad hacia el dolor y atrofia muscular en fases más avanzadas (Smart et al., 2016).
      El tratamiento temprano de este síndrome podría ayudar a mejorar los síntomas y a evitar que la patología pase de su forma aguda a crónica. Normalmente, se realiza una aproximación interdisciplinar para combinar distintos tipos de tratamiento. Ejercicio suave y guiado ayuda en la disminución del dolor y mejora el rango de movimiento y la fuerza muscular. Además, la terapia espejo ha mostrado tener resultados favorables en la reducción del dolor y la mejora funcional en estadios tempranos de la enfermedad.
      La fisioterapia se centra en entender la relación del paciente con su enfermedad y enseñar estrategias activas para lidiar con el dolor y mejorar las capacidades físicas de las personas que padecen el SDRC (Méndez-Rebolledo, Gatica-Rojas, Torres-Cueco, Albornoz-Verdugo, & Guzmán-Muñoz, 2017).

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Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Tienes preguntas? Aquí encontrarás respuestas a las dudas más frecuentes.

  • ¿Necesito un informe médico para empezar el tratamiento con vosotros?
    • Queremos ser parte de tu mejora, no es necesario tener una prescripción médica para empezar a cuidarte con nosotros. Pero si  tienes pruebas o informes médicos, nos gustaría verlos en la primera sesión para preparar tu valoración y tratamiento.
  • ¿Es normal que me hagan tantas preguntas cómo en un médico?
    • Sí. La parte más importante de un tratamiento personalizado es el planteamiento de base. Para ello, nuestras primeras sesiones de evaluación han de acompañarse de muchas preguntas para entender la historia del paciente. Sin hablar, no podemos acertar.
  • ¿Es normal que no sienta cambios inmediatos?
    • Es frecuente que en los problemas de larga evolución no se experimenten cambios notables hasta pasados los primeros meses de tratamiento. Los cambios que viviremos al principio serán menores.
  • ¿Cuántas sesiones de Fisioterapia puedo recibir a la semana?
    • No existe un número estipulado de sesiones máximas o mínimas durante una semana, en ocasiones puede darse la necesidad de un seguimiento diario. Lo más habitual en un comienzo de tratamiento son 2-3 sesiones en semana, pero dependerá de cada caso en particular.

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