A la Fisioterapia en el cáncer se le llama Fisioterapia oncológica. Son muchas las dudas que han surgido siempre sobre la utilidad de la Fisioterapia para las personas con cáncer. Esto llevaba a las personas con cáncer a huir de los fisioterapeutas por la incertidumbre creada y la creencia de que empeorarían en lugar de mejorar.
Gracias a la investigación sabemos que la Fisioterapia es una rama de la salud indispensable para personas con cáncer. Está demostrado que hay innumerables beneficios derivados del tratamiento del fisioterapeuta.
El cáncer cursa con una gran variedad de síntomas y/o disfunciones. Entre ellas tenemos el dolor, la pérdida de fuerza, la aparición de contracturas y puntos gatillo, la falta de equilibrio, el linfedema, la pérdida de movilidad y la fatiga, entre otras.
La Fisioterapia tiene un amplio campo de actuación en los distintos tipos de cáncer, pero nombrarlos todos sería una tarea sin fin. Por ello, vamos a analizar diferentes problemas a los que normalmente lleva el cáncer y cómo el fisioterapeuta puede ayudar.
El dolor en una persona con cáncer puede deberse a diferentes factores. Entre ellos, tendríamos el dolor en la zona de la incisión tras cirugía (cuando es necesaria) y el dolor por contracturas y puntos gatillo.
Las contracturas y puntos gatillo vendrían derivados de la falta de movilidad y de las nuevas tensiones musculares debidas a una posible intervención quirúrgica. A esto se le suma el factor estrés-ansiedad-depresión, que será un amplificador del dolor.
Las armas de la Fisioterapia para combatir este dolor serían la terapia manual (el masaje como parte de ésta) y el ejercicio, entre otras. Además, la educación sobre el dolor es un punto fundamental. Es imprescindible explicarle al paciente en qué consiste el mecanismo del dolor y cómo hacer frente al mismo.
La restricción de movilidad puede deberse a diferentes causas relacionadas con el cáncer. Las más comunes son la inactividad y la ligada a posibles adherencias tras cirugía, así como restricciones cicatriciales.
La Fisioterapia tiene mucho que decir en este apartado. Ejercicios, terapia manual y educación postural son las herramientas más utilizadas.
El ejercicio terapéutico y la terapia manual para ganar movilidad y trabajar sobre las posibles adherencias. La educación postural para evitar acortamientos musculares que podrían llevar a limitar más la movilidad.
La inactividad en ocasiones obligada es la principal razón de esta debilidad muscular.
Los ejercicios de fortalecimiento prescritos por el fisioterapeuta son la solución tanto para prevenir la debilidad muscular como para fortalecer la musculatura debilitada.
El linfedema es un acúmulo de linfa en las extremidades por problemas derivados del mal funcionamiento del sistema linfático que regula su producción y destrucción. Esto suele ocurrir tras una linfadenectomía (extracción de los ganglios linfáticos) debida a un cáncer, como puede ser la mastectomía en el cáncer de mama.
Las herramientas del fisioterapeuta ante la presencia del linfedema en personas con cáncer son variadas.
Por un lado, tenemos el drenaje linfático manual que es una técnica de masoterapia (masaje terapéutico). Es un masaje suave y rítmico cuyo fin es llevar la linfa hacia ganglios linfáticos no afectados, para su evacuación.
Otra herramienta serían los ejercicios terapéuticos. Que van destinados también a drenar la linfa y dar así una mejor funcionalidad a las zonas afectadas.
A esto le sumaríamos medidas compresivas mediante vendajes (con el mismo fin), cuidados de la piel y consejos para las actividades de la vida diaria.
A todas estas actuaciones en su conjunto… drenaje linfático, ejercicios terapéuticos, medidas compresivas, cuidados de la piel y consejo se les llama terapia compleja descongestiva.
La Fisioterapia en el cáncer es de mucha ayuda, pero siempre debemos tener el consentimiento por escrito del oncólogo. El oncólogo es la persona que mejor conoce a cada persona y su cáncer. Cada persona y cada cáncer son diferentes y es por ello que cada tratamiento debe ser individualizado.
No todos los tratamientos son recomendables porque, dependiendo del cáncer y su localización, podrían tener efectos adversos. Es el médico el que debe evaluar éstos y dar vía libre al fisioterapeuta para actuar.